La ventana a la salud

Una buena postura es importante porque ayuda a que el cuerpo funcione a su máxima velocidad, promueve la eficiencia del movimiento y contribuye a la sensación de bienestar.  Pero una buena postura es, además, una buena prevención para tu columna vertebral.

Si tienes una mala postura, tus huesos no están correctamente alineados y tus músculos, articulaciones y ligamentos soportan el exceso de tensión.

Una postura defectuosa puede causar fatiga, tensión muscular y dolor. La investigación ha demostrado que una mala postura puede afectar la posición y la función de los órganos vitales, especialmente en la región abdominal. Diferentes estudios han relacionado a la mala postura con la disminución de la esperanza de vida, el aumento de los problemas cardíacos y la disminución de los niveles de energía.

Más del 90% de la producción cerebral se destina a mantener al cuerpo en su campo gravitatorio. Por lo tanto, cuanta menos energía se gasta en la postura, más energía hay disponible para curar, digerir y pensar.

— Roger W. Sperry, Premio Nobel.

Anatomía de la buena postura

Para tener una buena postura es esencial que tu espalda, músculos y articulaciones estén saludables.

Espalda: Una espalda sana tiene tres curvas ligeras y naturales: una curva hacia delante en el cuello (cervical), una curva hacia atrás en la parte superior de la espalda (torácica) y una curva hacia adelante en la espalda baja (lumbar). Una buena postura significa mantener estas tres curvas alineadas en equilibrio.

Músculos: Los músculos fuertes y flexibles son esenciales para una buena postura. Si los músculos abdominales, de la cadera y de las piernas son débiles e inflexibles no pueden soportar las curvas naturales de la espalda y de tu columna vertebral.

Articulaciones: Las articulaciones de cadera, rodilla y tobillo equilibran las curvas naturales de la espalda cuando se mueve, lo que permite una buena postura en cualquier posición.

Consejos para mantener una buena postura:

1. Al caminar, mantener la cabeza erguida con la barbilla paralela al suelo, permitiendo que los brazos se balanceen naturalmente.

2. Controlar el peso corporal.

3. Evitar permanecer en una misma posición durante largos períodos de tiempo.

4. Dormir en un colchón firme y evitar las almohadas demasiado grandes.

5. Hacer ejercicio regularmente: los músculos fuertes y flexibles lo mantienen erguido.

6. Doblar las rodillas al levantar o dejar objetos. 

7. Usar zapatos cómodos, evitando el uso de tacones altos ya que distorsionan las curvas naturales de la espalda.

8. Visitar a un quiropráctico regularmente.

Referencias:

«Las caídas, las enfermedades, el estrés psicológico dejan una marca en la estructura del cuerpo. Si tu estructura no está alineada tampoco lo está respecto a la fuerza de gravedad y tu cuerpo es simplemente incapaz de producir el máximo rendimiento energético». Dra. Ida Rolf

«Por cada 2’5 cm que echamos la cabeza hacia adelante, su peso sobre la columna vertebral aumenta en 5 kg» A.I. Kapandji, Fisiología articular, vol. 3

«La pérdida de la curva cervical estira la médula espinal 5-7 cm y causa enfermedades». Dr. Alf Breig, neurocirujano (Premio Nobel)

«Mantener la cabeza hacia delante conduce a una distensión muscular, hernias de disco, artritis y nervios pinzados». Clínica Mayo, 3 de noviembre de 2000

«El 90% de la estimulación y nutrición del cerebro se genera por el movimiento de la columna vertebral» Dr. Roger Sperry (Premio Nobel de Medicina por su Investigación del Cerebro)

El Dr. Sperry demostró que el 90% de la producción de energía del cerebro se utiliza para relacionar al cuerpo físico con la fuerza de gravedad. Solo el 10% tiene que ver con el pensamiento, el metabolismo y la curación, por lo que al tener la cabeza hacia adelante, el cerebro le quita energía al pensamiento, al metabolismo y a la función inmunitaria, para poder hacer frente al procesamiento anormal de la relación gravedad / postura.

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